lunes, 20 de septiembre de 2010

INCREIBLE Y SORPRENDENTE


09/10/2010
Fidel Castro acaba de hacer una declaración tan inesperada como sorprendente al periodista norteamericano Jeffrey Goldberg: "el modelo cubano no nos sirve ya ni a nosotros mismos". La noticia se mantuvo en las primeras planas de la internet , tanto en inglés como en español, por varias horas. Lo mismo sucedió con otros medios "online" de diferentes latitudes y los comentarios de los internautas, por decenas de miles, no se hicieron esperar.

Pero, ¿qué significado tiene para todos aquellos que emigramos a causa de la intransigencia de un gobierno que siempre se negó a reconocer la disfuncionalidad del sistema; o para aquellos que vieron sus vidas cortadas por la prisión por denunciar en alta voz la inviabilidad del sistema? ¿Qué impacto tienen en todos los que perdieron un hijo, un padre, un hermano en las aguas turbulentas del estrecho de la Florida, porque el gobierno que aún rige a Cuba con mano de hierro se negó siempre a hacer cambio estructural económico y político alguno; o para esos cubanos que perdieron el presente y el futuro de ellos mismos y de sus hijos apoyando a un sistema y a su líder que ahora les dice que éste no funciona?

Para ser objetivo, el sistema socialista cubano no funcionó jamás. Si alguna vez hubo cierto grado de prosperidad en esa Cuba nuestra después del 1959 , tan sufrida y vapuleada antes por gobernantes de turno y mercaderes de la política, no fue porque el sistema funcionara, sino porque contaba con los multimillonarios subsidios de la extinta Unión Soviética. En 1953, en el famoso alegato "La Historia me Absolverá", Fidel Castro acusó a los diferentes gobiernos de la denominada seudorepública de mantener a Cuba bajo el monocultivo y prometió que, de él triunfar en su empeño revolucionario, Cuba sería baluarte de libertad y no eslabón vergonzoso de despotismo. Prometió barrer con la miseria y llevar alimento abundante a las mesas cubanas, así como resolver el problema de la vivienda. Prometió además salarios decorosos para los maestros cubanos, entre otras muchas promesas, las que quedaron sólo en aquel alegato poético y viril del que después, cuando triunfó y tuvo la oportunidad de hacer realidad, dejó en el olvido .

En los estantes de librerías y en las bibliotecas languidecieron muchas de esas promesas encerradas en ese famoso alegato, esperando por la redención de los sueños martianos de una Cuba para el bien de todos los cubanos. Sí, es cierto, Cuba se convirtió en un país en donde la educación y la salud eran derechos inalienables, pero el precio a pagar ha sido altísimo: una subordinación total a los designios arbitrarios de un gobierno que considera al pueblo en deuda con él y que, por lo tanto, debe obedecerle y servirle. Los cubanos se han dividido en tres grupos: los que apoyan al sistema incondicionalmente, los que se oponen a él, y el tercero y mayoría, los que aparentan lo primero pero, en secreto y de corazón, pertenecen al segundo.

Desdichadamente, la desidia y la apatía ya se han apoderado de la mayoría de los cubanos. El resultado ha sido una Cuba en ruinas, calles pidiendo a gritos un poco de compasión por tanto hueco y escombros; y edificios que, increíblemente, aún resisten el embate de tantos años sin cuidado, desafiando la ley de gravedad, aunque nadie sepa por cuánto tiempo más. La Habana, antes la admiración de América, ahora es sólo polvo y dolor que se huele y palpa cuando se camina por lo que quedan de calles.

Cuba se convirtió, desde el primer momento, en el parto sui géneris del propio Fidel Castro, quien decidió acabar, desde los años sesenta, con todo vestigio de pequeña propiedad privada y generó un aparato económico ofensivamente improductivo. El fue quien creó todos los bloqueos a la iniciativa del cubano y les cerró las puertas de la prosperidad, convirtiéndoles en seres que se acomodaron a la ilegalidad como único modo de supervivencia.

Y a dónde fue a parar la multimillonaria ayuda soviética que abasteció las arcas del gobierno cubano por cerca de treinta años? Prefirieron gastar ese dinero en guerras ajenas, mientras jamás se preocuparon ni un ápice por crear una infraestructura sólida que le permitiera al país autoabastecerse y ser independiente económicamente. Por el contrario, el monocultivo continuó, y ni siquiera al turismo internacional se le dio prioridad. Luego vino la debacle del Período Especial y, por supuesto, el pueblo cubano fue el que pagó, y bien caro, las terribles consecuencias de esos errores. Seguimos siendo un país subdesarrollado, con tecnología del quinto mundo, tierras sagradamente improductivas e importaciones de casi todo lo que se consume, mientras las promesas se quedaron empolvadas en los libros y los sueños de los ilusos. Cuba fue destruida a golpe de caprichos y ego inflamado de los de arriba, los que impidieron pensar en las promesas rotas y en el bien de los cubanos. A causa de esos errores, hay millones de cubanos en la diáspora, decenas de miles en el fondo del mar, miles de presos, esperanzas truncadas, sueños enterrados, muertos en vida.

Hoy en día en Cuba, un médico, para poner el ejemplo de uno de los trabajos profesionales mejor retribuidos mundialmente, gana de 20 a 25 dólares al mes. Con tal salario, ni puede comprar casa (prohibida la venta por el Estado), ni rentar (le costaría más del salario completo). La carne de cerdo se vende en el mercado a 1 dólar la libra (una caja de cereal $8 o $9) y así todos los otros productos necesarios en la alimentación requerirían de, al menos, 100 a 150 dólares al mes para una familia estándar de 4 personas. Esa cantidad garantizaría solamente lo más básico para el mes. Nada de lujos. ¿El médico estudió 6 u 8 años para satisfacer sólo el 25% de su canasta básica familiar?.

Esa es la Cuba que comenzó a existir después de la debacle del campo socialista. Muchos se lanzaron al mar, perdiendo sus vidas y otros fueron encerrados en prisión por el delito de “salida ilegal del país”. Fueron perseguidos con saña los negocios del mercado negro y decomisados sin compasión los productos del “trapicheo cubano” por los fieles policías “revolucionarios”. Luego vino el “maleconazo”, y otra vez se abrieron las puertas a los que querían abandonar la Patria. Esta vez, a diferencia de los ochenta, no hubo agresiones, ni mítines de repudio, ni epítetos ofensivos para los que querían abandonar el país. Esta vez, por el contrario, hubo aplausos del mismo pueblo que quedaba atrás y que felicitaba a aquellos que habían tomado la decisión de abandonar la tierra que les vio nacer.

Después se autorizaron, una vez más, los mercados libres campesinos, y la población tuvo un respiro momentáneo, al menos en el aspecto alimenticio. Sin embargo, la asfixia política, el tremendo impacto del retroceso económico y de los estándares de vida, mas el disgusto popular, eran ya insoportables. Por cientos de miles se registraban los cubanos en los famosos sorteos de visas de la Oficina de intereses norteamericana. Cuba había pasado a ser, indudablemente y desde hacía mucho tiempo, de país receptor de emigrantes antes del 1959 a uno exportador de emigración en porcentajes seriamente elevados.

Hubo voces disidentes que exigían lo que Fidel Castro reconoce ahora, veinte años después de la caída del campo socialista: el sistema no funcionaba y requería transformarlo. Por ello fueron muchos a parar a prisión, purgando penas exageradas que mostraban la saña de los que no admiten oposición. Aquellas palabras de Fidel Castro a los intelectuales en 1960 han seguido muy vigentes: "con la Revolución todo, contra la Revolución nada". En Cuba, la pluralidad de ideas ha sido prohibitiva durante cincuenta años, y sólo los que coinciden y defienden los puntos de vista de los que gobiernan tienen cabida en el pequeño pastel que les dejan a los de abajo. Los que no están, simplemente, siempre han tenido sólo tres caminos: el ostracismo, la prisión o el exilio.

Sin embargo, el grito por democracia viene dándose en Cuba desde hace rato, y ya no sólo por los disidentes, sino por artistas e intelectuales que viven dentro de Cuba, miembros de los Hermanos Sainz y de la UNEAC que ven la necesidad imperativa de dirigir el rumbo de esa sociedad de una cerrada, exclusiva y aplastante de los derechos humanos, a una abierta, inclusiva y que respete el derecho de cada cual a pensar como lo desee y, como tal, a afiliarse a la corriente ideológica que considere pertinente. Saben que la sociedad cubana sufre de deformaciones políticas, económicas y sociales incurables. Negarlo es encerrarse en una torre de marfil o en la vileza de los egoísmos. El cambio, definitivamente y desde hace más de veinte años, ha sido imperativo.

Desafortunadamente, la muralla a esos cambios la siguió levantando el propio Castro y su gobierno, quienes se escudaban en la supuesta pérdida de la soberanía del país a manos de los norteamericanos, trayendo a colación la añeja teoría de la manzana madura. Pero en realidad, para muchos cubanos, la independencia y la Patria son conceptos abstractos porque reconocemos consciente o inconscientemente que Cuba nunca ha sido nuestra, sino de ese pequeño grupo de dirigentes que la han gobernado como a finca privada.

Las peores consecuencias de esas murallas es que en Cuba, ahora mismo, existen millones de presos políticos: esos que en silencio callan sus odios contra un sistema que les arrebata las esperanzas y los sueños. Estos son los presos de sus miedos y del terror de un Estado que les silencia a base de chantaje y terror. No tendrán rejas reales, como los que sufren en carne propia la furia de un gobierno que no les perdona su osadía de decir lo que piensan y actuar en consecuencia, pero tienen las rejas virtuales que les mantienen callados.

Ahora Fidel Castro, entre bocados de pescado y ensalada, saboreando un vino tinto, dice que el sistema cubano ya no funciona. Qué propone entonces? Un cambio total, o los mismos parches de papel a los que nos tiene acostumbrados? Desgraciadamente, para los partidarios de esta opción, ya el pueblo cubano y buena parte del mundo ha despertado y se ha percatado de que el sistema cubano es sólo propaganda falsa y le llaman como lo que es: una involución, un desperdicio, otra GRAN ESTAFA.


La verdad de los cubanos ya tiene alas y vuela hasta desnudar la falacia que se derrumba del pedestal . Los cubanos son oprimidos y no son diferentes a los otros pueblos del mundo: quieren libertad y quieren tener los derechos políticos, económicos y sociales que gozan otros hombres y mujeres de este planeta. Algunos quieren mantener el status quo, otros quieren los cambios necesarios. El equilibrio político y partidista es necesario. La democracia es necesaria para sacar adelante al país. Todas las ideas tienen que tener cabida en Cuba para que sea de todos los cubanos.

Será Fidel Castro capaz de reconocer que sólo el regreso a las raíces del pensamiento martiano puede crear una sociedad en donde tuvieran lugar todos los cubanos?. Es necesario que Cuba se injerte en el mundo del siglo XXI y deje atrás esas mentalidades obtusas, cerradas y dogmáticas del caduco socialismo fidelista que tanta pobreza y desesperanza ha traído al país. Es necesario entender que ni somos chinos, ni rusos. Somos cubanos, latinoamericanos con vocación por la libertad y el librepensamiento. A un pueblo emprendedor cuando se le encadena y hostiga se le cierran todas las puertas de un futuro próspero. Sólo Cuba empezará su ascensión hacia esa prosperidad cuando todos los derechos económicos, sociales y políticos le sean restaurados. Prosperidad y Libertad van siempre de la mano.

Todos los cubanos, sin excepción de ideas políticas o religiosas, deben tener cabida y lugar en su patria y deben tener derecho a la representación partidista que deseen, sin temor a ser perseguidos, hostigados o encarcelados. Esa es la única forma de que en Cuba no sucedan más las monstruosidades sociales y arbitrariedades económicas que han destruido la moral de muchos cubanos y han llevado a la bancarrota a nuestro país, porque el antagonismo es elemento más que necesario en el desarrollo de toda nación. Sin ello, siempre estaremos a merced de funcionarios corruptos, vendidos y burócratas. Ya es hora de que en nuestra Cuba se cumpla el sueño martiano" con todos y por el bien de todos".

La solución está en exigir que la ley primera de nuestra patria sea la dignidad plena del hombre. Y no puede haber dignidad en hombres y mujeres que tienen que esconder la palabra en los susurros porque temen hasta de la sombra que les persigue. No hay dignidad en los que asedian, ofenden y agreden a hombres y mujeres dignos que se oponen con su verdad a la ignominia. No hay dignidad en el silencio cómplice ante tales atropellos y, por miedo o conveniencia, callar y aplaudir. La solución , primero, debiera salir del propio gobierno que, por vergüenza, debiera darle paso a las libertades y la dignidad de los cubanos que han tenido secuestradas por tanto tiempo. Esa sería la solución más gallarda, valiente, menos violenta pero, desdichadamente, la menos probable.

Mas hay esperanza: el socialismo fidelista se derrumba por utópico e irrealizable. El propio Fidel Castro ha tirado la primera piedra. El derrumbe del muro de Berlín, piedra a piedra, significó el derrumbe de un sueño que , desde sus propios cimientos, se convirtió en una pesadilla de muertes y dictaduras y en el manicomio del que tantos y tantos querían escapar. 20 años después, todavía hay países que persisten en mantener a sus pueblos viviendo bajo la opresión y el miedo del marxismo-leninista-fidelista, un terrible ajiaco ideológico que sólo persigue como objetivo el poder eterno. La libertad también llegará a ellos. Está muy cerca. Aún, 20 años después, tenemos otros muros que derrumbar.

P.D. Hoy Fidel Castro se acaba de retractar de la expresión que utilizó con el periodista Jeffrey Goldberg y afirmó que había sido una mala interpretación del periodista y de su acompañante, Julia Sweig, from the Council on Foreign Relations. Lo que dijo Castro, literalmente, fue: "el sistema cubano ya no funciona ni para nosotros mismos". Aclara que se divierte ahora al ver cómo Goldberg lo interpretó al pie de la letra,. Pero lo real, sigue diciendo, es que mi respuesta significaba exactamente lo contrario de lo que ambos periodistas norteamericanos interpretaron sobre el modelo cubano.

Usted tiene la última palabra.

R. Quiros.
Secretario de Idiologia de Cuba Indepen diente y Democrática(CID).
Coordinación del Sur de California.EEUU.

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