martes, 20 de julio de 2010

DESDE CUBA NOTICIAS POR JESUS EMILIO





Hola amigos. Reciban un afectuoso saludo desde Cuba ¿Cómo están todos? Espero que bien.
Por acá, la conexión a Internet está pésima. Tengo dos emails que enviarles con dos notas: una entrevista a un opositor liberado recientemente y una actividad cívico religiosa de opositores en una iglesia orando por los presos políticos. No obstante, trataré de enviarles las dos. Esperemos y confiemos en que la conexión mejore un poco.

Por Jesús Emilio Hernández Figueroa, Agencia Libre Asociada (ALAS).Colaborador de Cuba Entre Rejas

“… Aunque intenten esclavizarnos y encarcelen nuestros cuerpos, nunca lograrán encarcelar nuestras almas, nuestras ideas, nuestros deseos de ser libres.”
Entrevista a José Díaz Silva, preso político excarcelado tras cumplir un año debido a un proceso amañado.


La Habana, Cuba, 19 de julio, 2010. –El opositor José Díaz Silva fue excarcelado hace poco más de un mes, el pasado día once de junio, tras cumplir una condena de un año de privación de libertad acusado de “instigación para delinquir”, a pesar de terminar la sanción sin habérsele efectuado juicio –como establece la ley– y ser víctima de un proceso amañado de abuso de poder y represalias políticas.

Díaz Silva es un activo defensor de los derechos humanos, Coordinador de la Agenda para la Transición, Vicepresidente de la Unión Liberal de la República de Cuba, Presidente del movimiento Opositores por una Nueva República y Bibliotecario Independiente. Reside en Sta. Rosalía No. 18 406 e/: Doble Vía de Boyeros y Final, municipio Boyeros, C. Habana, y ha ofrecido una entrevista, desde su domicilio, a este reportero de la agencia ALAS.

Jesús Emilio Hernández Figueroa (JEHF): Por favor, ¿quién es José Díaz Silva?

José Díaz Silva (JDS): Bueno… Nací el 11 de julio de 1960. Soy Nacido y criado en Santiago de Las Vegas, C. Habana, en un poblado nombrado “El Rancho”, y catalogado como un barrio insalubre. Tengo la esperanza que cuando ocurra un cambio democrático en Cuba, las personas que llevan muchos años viviendo allí puedan mejorar sus condiciones de vida.
Yo he sido siempre un hombre trabajador. Me gusta tener animales, me gusta el campo y siempre he trabajado la agricultura, o sea, que vengo de una familia humilde y trabajadora.
Me casé en el año 1979 con Lourdes Esquivel Vieyto y tengo tres hijos: José, Lourdes y Ernesto, además de tener ya dos nietos.
Comienzo mi vida como opositor en el 1998, como miembro del Movimiento 24 de Febrero aquí en Boyeros, siendo, poco más tarde, elegido como Delegado Municipal de dicho Movimiento. Poco después, fundé la Biblioteca Independiente “Grito de Baire” y continué en el 24 de Febrero hasta los años 2000.
Para ese entonces, el Presidente del Movimiento, Leonardo Bruzón Ávila, fue condenado a prisión y como consecuencia, el activismo en Santiago de Las Vegas decayó, hasta el punto que se hizo necesario la creación de otro movimiento opositor, y así decidimos fundar, el 25 de mayo de 2002, el movimiento Opositores por una Nueva República, siendo su Presidente desde entonces. Al principio, teníamos unos pocos miembros, pero con los años se han ido incrementando, principalmente aquí en Boyeros; aunque tenemos delegaciones en varias provincias: Pinar del Río, Matanzas, Isla de la Juventud…
Soy, además, Bibliotecario Independiente. Ya desde que era Delegado del 24 de Febrero asumo la dirección de la Biblioteca “Grito de Baire” y, más tarde, pasó a ser la biblioteca de Nueva República, adoptando el mismo nombre.
Trabajé también con Oswaldo Payá Sardiñas apoyando el Proyecto Varela. El Comité Gestor de la localidad de Boyeros estaba en mi casa y recuerdo que recogimos bastantes firmas.
En el 2004, cuando Martha Beatriz Roque decide promover la Sociedad Civil, la Asamblea se iba a realizar en mi casa. Por lo que fui sancionado por peligrosidad pre delictiva.
Soy también uno de los Coordinadores de la Agenda para la Transición en Cuba, siendo uno de sus fundadores. En sus comienzos, en el 2007, se coordinó una reunión en mi casa; y otra vez fui víctima de las represalias del régimen, acusándome de violación de domicilio en la vivienda de mi propio hermano, impidiendo de esta forma la reunión de la Agenda.
Cuando se fundó el bloque de la Unión Liberal de la República de Cuba, cuyo Presidente es Héctor Palacios, integré este bloque como Coordinador, y actualmente, fui elegido como Vicepresidente de la Unión Liberal.

JEHF: He podido notar que has sido encarcelado arbitrariamente en varias ocasiones por tu activismo político. ¿Podrías hablarnos de ello?

JDS: Sí, mira… He sido encarcelado… cinco veces. En la primera se me achacó una salida ilegal del país y fui condenado a 18 meses. ¿Qué pasa? Que antes de ser opositor yo ya tenía ideas distintas a la de la Revolución. Nunca participé en actividades políticas progubernamentales y por eso era mal mirado. Mi padre emigró a los Estados Unidos en el 1980, y para esa fecha mi esposa, su familia y yo estábamos haciendo trámites para emigrar también. Pero inexplicablemente las autoridades nos achacaron una salida ilegal, salida ilegal que no era tal, realmente no hubo salida ilegal. No obstante, me sancionaron a año y medio de privación de libertad, condena que cumplí en la prisión del Combinado del Este y en la Cabaña.
La segunda ocasión fue en el año 1994, cuando me aplicaron una sanción por “convicción moral”, acusado por el Jefe de Sector aparentemente por la muerte de una res que se hallaba bajo mi responsabilidad. Me pidieron seis años, de los cuales cumplí poco más de cuatro en el Combinado del Este y “El Guasán”, Güines, donde trataron de inculparme, sin éxito, por un proceso judicial anterior que había quedado sin efecto.
A raíz de mi integración en la oposición en el 1998 comencé a ser objeto de represalias de la policía política y a recibir golpizas por actividades políticas en las calles. Represalias que se agudizaron después de la creación del movimiento Opositores por una Nueva República en el 2002; y no sólo yo fui víctima de las golpizas sino también otros activistas y miembros de mi familia que integran igualmente el movimiento. Fuimos amenazados y reprimidos, y acosados con múltiples detenciones arbitrarias.
En diciembre del 2004 se iba celebrar en mi casa la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, presidida por Martha Beatriz, y para impedir la actividad me aplicaron una sanción por peligrosidad pre delictiva, pidiéndome cuatro años de privación de libertad, de los que cumplí casi dos años y medio en la 15 80 y en la prisión de Agüica, Matanzas. Unos meses después de mi detención, en mayo de 2005, se logró realizar la Asamblea en la casa de Félix Bonne Carcasés.
En el 2007, después que salgo de prisión, me dieron una golpiza debido a una marcha pacífica por las calles de la Habana. En ese mismo año, se iba a efectuar en mi casa una reunión de la Agenda para la Transición, y oficiales de la Seguridad se valieron de una falsa acusación de violación de domicilio en la vivienda de mi hermano, que le faltan las dos piernas y al cual yo cuidaba, para impedir la actividad de la Agenda; estuve 58 días en la prisión de Valle Grande.
Un año más tarde, alrededor de siete u ocho oficiales de la policía del poblado de Calabazar me dejaron una cicatriz en la cara, entre las cejas, por los golpes que me dieron por una marcha en la Habana realizada un día antes. En Santiago de Las Vegas, el 11 de enero del 2009, junto al hermano Antúnez, recibimos otra buena cantidad de golpes todos los que participamos en otra marcha pacífica en las calles, incluyendo las mujeres.
Y ahora me acusaron arbitrariamente, sin efectuarme juicio y sin poder defenderme, del supuesto delito de instigación para delinquir, cumpliendo un año de cárcel.

JEHF: ¿Pudieras relatarnos los sucesos que dieron lugar a esta última condena?

JDS: Sí, claro… El 25 de mayo del año pasado, mi familia y yo estábamos en mi casa, participando de una actividad cultural, con kakes y refrescos, por el 7mo Aniversario del movimiento que presido. También estaban presentes un grupo de amigos, incluyendo a Martha Beatriz y Vladimiro Roca Antúnez, y un grupo de niños que iban a recitar poemas y cantar canciones, cuando un grupo de siete u ocho oficiales de la Seguridad del Estado trataron de impedir la entrada de invitados a mi vivienda, cosa que estaban haciendo desde horas tempranas de ese día. A Idalmis Ruisánchez, Delegada del movimiento en Calabazar, para no dejarla pasar, la cogieron del brazo, la empujaron hacia la cerca que está a la entrada del camino y la golpearon. Al ver esto, rápidamente todos fuimos a impedir tal atrocidad. Al momento, apareció de forma intempestiva una patrulla de la policía con el número 870, golpeando a mi esposa en una de sus piernas con la defensa del mismo.
Uno de los policías al bajarse del carro patrullero con la pistola en una mano y la tonfa en la otra, agredió y golpeó a mi hijo Ernesto cuanto quiso, al salir yo en su defensa, el policía intentó golpearme en la cabeza pero pude frenar el golpe con el brazo derecho en el cual me hizo una herida, evitando así una posible fractura de cráneo. Otro agente vestido de civil me dio una patada debajo de la tetilla derecha afectándome el hígado –así lo reconoció el médico– dejándome un trauma y un moretón claramente visible. ¿Los niños presentes?… ¡imagínate! Tuvieron que llevárselos para tratar de que no vieran tan lamentable escena, pero desafortunadamente ya habían visto y escuchado, por lo que estaban muy nerviosos y asustados.
Presenté denuncia de los golpes en la Unidad de la policía de Santiago de las Vegas y el certificado médico que corroboraba la veracidad de las lesiones. Acusé a los oficiales implicados en tal acto de violencia y abuso de poder y se me dijo que había sido el pueblo quien me había golpeado, cosa que no es cierta.
Dos semanas después, el 8 de junio, un grupo de policías entró bruscamente a mi casa a las 5 de la mañana, y sin ninguna orden de registro o detención, nos apresaron a mi hijo Ernesto y a mí. Fui conducido a la Unidad de policía de San Miguel del Padrón y mi hijo fue llevado para la 5ta. Estación en el Municipio Playa. Posteriormente lo llevaron para la prisión de Valle Grande acusado de atentado y a mí me soltaron entre amenazas y chantajes.
Acto seguido, nos reunimos un grupo para iniciar una protesta al día siguiente en las afueras de la prisión de Valle Grande, reclamando la justa liberación del chiquito mío. Sin embargo, al llegar fuimos reprimidos, y el grupo fue dividido a la fuerza por la Seguridad del Estado, por lo que la protesta no se pudo concretar.
Dos días más tarde, volvieron a entrar en mi casa de madrugada, y a pesar de que no tenían orden por escrito, me detuvieron y me condujeron a la estación de policía del Cotorro. Una vez allí, fui llevado nuevamente para el Departamento de Instrucción de la policía en el Municipio Playa, donde finalmente fui acusado de instigación para delinquir, delito que cometieron ellos, pues desde temprano, el día25, estaban impidiendo la entrada a mi casa, hecho sancionado en el Código Penal y la Constitución de la República. Y así… así fue como ocurrieron los hechos. Me metieron preso en la prisión de Valle Grande, y todavía, a un año de aquello, mi hijo, Ernesto Díaz Esquivel, aún continuaba preso por un delito que no cometió.

JEHF: Tengo entendido que a tu hijo, Ernesto Díaz Esquivel, lo excarcelaron hace poco.

JDS: Sí, el chiquito mío fue liberado el pasado día 9 de julio, un mes después de haber cumplido el año. Físicamente se encuentra bien, y se siente contento de estar nuevamente en casa, pero algo le incomoda y es que… ¿cómo crees que se pueda sentir sabiendo que estuvo preso por algo que no hizo? Lo acusaron de atentado y dijeron que le dio unos golpes a los policías, pero eso no es cierto. Los policías fueron los que dieron golpes y sin embargo, quedaron impunes a pesar de haber hecho la denuncia. Mientras, mi hijo fue llevado, primeramente, a Valle Grande, de ahí lo pasaron para el Combinado del Este, y más tarde fue trasladado para la prisión de Toledo.
Estamos contentos de que esté aquí con nosotros, aunque denunciamos ante la opinión pública internacional la injusticia que se cometió con él, pues estuvo poco más de un año por un supuesto delito que no cometió.

JEHF: Cuéntanos algunas de tus vivencias más recientes en la cárcel como preso político.

JDS: Compartí prisión con Darsi Ferrer. Entró casi un mes después que yo, y aunque él se encontraba en otra compañía, a cada rato nos veíamos. Como presos políticos no se nos permitía relacionarnos con presos comunes. Yo, en particular, recibí mucho apoyo de prisioneros comunes que se acercaban a conversar de política y alegaban que compartían mis ideas. Pero eran castigados si nos veían conversando mucho, eran sacados de la compañía y, si era necesario, trasladados para otra prisión.
Te diré que mientras veía pasar el tiempo más me molestaba en mi interior, porque sé que soy inocente. Protagonicé dos huelgas de hambre, una de cinco días y otra de ocho, precisamente para protestar contra las injusticias que se han cometido conmigo y mi familia. Los días pasaban y las semanas se hacían largas, el tiempo iba pasando y el juicio, al que como ciudadano tengo derecho, nunca llegó mientras estuve preso. Por lo que escribí una carta que posteriormente fue enviada al Dr. Juan Escalona Reguera, Fiscal General de la República, y publicada abiertamente en Internet, donde denunciaba las arbitrariedades que cometieron los oficiales implicados. Mi esposa nombró a un abogado por el Bufete Colectivo de la Habana Vieja, pagando casi 900 pesos en moneda nacional, y todo fue en vano, porque en este sistema de Gobierno el Poder Judicial depende del Estado y está subordinado a él, por ende, el abogado nunca defendió mis derechos sino los intereses del Estado, y a pesar de que se había anunciado mi juicio en tres ocasiones, siempre fue pospuesto para una fecha posterior.
Yo había sido acusado de instigación para delinquir y, según la Ley del Código Penal, establece una sanción de uno a tres meses con una cuantía de cien pesos de multa en caso menor de una violación de una ley. No obstante, el mismo artículo refiere que la sanción sería de tres meses a un año si se trata de un grupo de delincuentes, y es el calificativo que me impusieron… De todas maneras, en un año me tenían que soltar, pero temía que me fuera impuesta, de forma arbitraria como todo lo que hacen ellos, una condena mayor, y por ende, manifesté públicamente a todo el personal de la prisión que si al cumplirse el año de la condena no me soltaban me iba a coser la boca. Estaba decidido a todo. Era luchar por mis derechos, que de hecho ya habían sido pisoteados, o nada.
El 11 de junio del presente año fui puesto en libertad y creo que “mi abogado” ni se enteró. Finalmente, después de casi un mes de ser liberado y de haber cumplido la condena, se me efectuó el dichoso juicio, que no fue ni imparcial ni se me permitió defenderme y, para “tapar” y encubrir los errores cometidos, me fue ratificada la condena cumplida.

JEHF: ¿Qué opinas de las injusticias que se han cometido contigo y con tu hijo Ernesto?

JDS: Chico… No encuentro palabras para calificarlas. Fue todo un proceso arreglado de antemano para inculparnos debido a nuestra postura ideológica. Por lo que ni siquiera tuvimos acceso a una defensa coherente e imparcial por parte del Tribunal. Ellos montaron un circo, buscaron justificaciones y falsas excusas para tener un motivo para sancionarnos, pero todos estamos conscientes de que se trató de un asunto de represalias políticas. Son arbitrariedades que siempre se han cometido en este sistema por cualquier motivo. En este caso, pienso que les estábamos molestando y, sencillamente, decidieron que no debíamos estar en la calle y nos metieron presos. Ellos estaban temerosos de que siguiéramos protestando públicamente en las calles. Pero es un derecho que tenemos y que no nos pueden negar, porque nos sentimos libres. Aunque intenten esclavizarnos y encarcelen nuestros cuerpos, nunca lograrán encarcelar nuestras almas, nuestras ideas, nuestros deseos de ser libres. Por eso, actuamos como si realmente fuésemos libres, defendiendo nuestros derechos, nuestra libertad. Ese sentimiento a ellos les molesta porque es como si les restara poder. Quieren sentirse dueños hasta de la vida de las personas y por eso, si ven que actúas de una forma libre e independiente, ahí te meten preso para demostrarte que no es así, que estás equivocado, que tu vida depende de ellos, y tu libertad también.

JEHF: ¿Qué se siente al saber que estás de regreso?

JDS: Bueno, imagínate… Es una alegría inmensa, a pesar de todo, y es más completa al saber que ya el chiquito mío está aquí con nosotros; porque yo sufro todas estas cosas, pero sufro más por mi familia, y sabiendo que él ya está bien y está en la casa, eso para mí es una felicidad mayor.

JEHF: ¿Qué expectativas tienes, como opositor y Presidente de un movimiento, después de tu excarcelación?

JDS: Como opositor las expectativas son las mismas: lograr los cambios necesarios en mi país para que abusos e injusticias como esta no se puedan repetir; lograr la verdadera libertad de Cuba. Esta frase lo resume todo: la liberación inmediata e incondicional, no sólo de los del Grupo de los 75, sino de todos los presos políticos; elecciones libres y pluripartidismo, el respeto a la completa libertad de expresión, de prensa y de asociación y reuniones pacíficas, en fin, el respeto a los derechos humanos y a los tratados y pactos internacionales.
Como Presidente del movimiento voy a continuar luchando por el fortalecimiento del mismo, abogando por la unidad de los miembros entre sí y por la unión de la oposición en general.

JEHF: ¿Algo más que quieras añadir?

JDS: Sí, quiero agradecer a mi esposa, Lourdes Esquivel Vieyto, por su apoyo incondicional, por todos estos años de lucha y de compañerismo, pues llevamos 31 años de casados. Quiero hacer del conocimiento público la admiración que siento por mi esposa, quien ha recibido, junto conmigo, las golpizas de los esbirros del régimen y ha sido víctima de amenazas y mítines de repudio por defender su libertad. Ella tiene, para mí, un mérito muy grande, porque las veces que he estado preso he dejado la responsabilidad de la Biblioteca y del Movimiento, y ella ha sabido asumirla con mucha valentía, incluso en el 2004, cuando estuvimos preso yo y nuestros dos hijos varones, y en distintas prisiones: el mayor, José Díaz Esquivel, estaba en Valle Grande; el otro, Ernesto, en el Combinado del Este, y yo, en Agüica, Matanzas; y ella, mi esposa, además de cumplir con las responsabilidades del movimiento cumplía con nosotros, e iba a las tres prisiones. A mí nunca me faltó a una visita, ni dejó de llevarme una jaba de alimentos. Eso, realmente, no es fácil para una mujer sola, teniendo en cuenta la lejanía de las prisiones y las malas condiciones de transporte. Las madres, esposas e hijas que hayan tenido a sus familiares presos se podrán imaginar todas las difíciles situaciones que mi esposa tuvo que enfrentar, y más aún, sabiendo que somos los tres juntos, su esposo y sus dos hijos, y en prisiones diferentes. En esta ocasión, fuimos dos: su esposo y uno de sus hijos. Por eso, la admiro y siempre la voy a admirar, no sólo como mera esposa, sino como mujer cubana y como madre y esposa de presos políticos. Quisiera que cuando Cuba realmente fuera libre existiera una organización que recogiera en la historia a aquellas mujeres que han sufrido por esta causa y les dé un merecido reconocimiento y homenaje al valor, al amor, la entrega y la dignidad, no sólo de mi esposa, sino de todas las madres y esposas de prisioneros políticos cubanos.
Quisiera también agradecer a todos los opositores, hermanos de lucha, que de una forma u otra se solidarizaron conmigo y apoyaron a mi esposa en todo lo que pudieron. Creo que sin ellos hubiera sido mucho más difícil y la carga hubiera sido mucho más pesada. A todos ellos, gracias por hacer la carga más soportable… y como siempre ¡Viva Cuba libre! ¡Abajo la dictadura!

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