lunes, 7 de junio de 2010

COLABORACIONES DE TRINCHERA CUBANA




En nuestra Cápsula Martiana de hoy damos paso a este interesante artículo del periodista independiente Julio César Gálvez.

A caballo y con el sol en la cara



“No habrá dolor, humillación, mortificación, contrariedad, crueldad que yo no acepte en servicio de mi patria”.

Frescas aún cuando cayó en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, estas palabras de José Martí, señalan en toda su dimensión, la grandeza de alma y pensamiento, y el amor por la tierra que vio nacer, al más universal de todos los cubanos.

Múltiples especialistas militares afirman que la pequeña batalla en Dos Ríos, que alcanzó significación por la muerte de Martí, no tuvo gran importancia desde la óptica estrictamente militar.

Las circunstancias en que ocurrieron los hechos son motivo de varias versiones que discrepan en algunos detalles, pero coinciden en los aspectos generales, fundamentalmente, en como ocurrió la muerte de José Martí.

Muchas y variadas son las opiniones de estudiosos, investigadores, escritores y demás- cada cual tratando de incluirlo en su bando de opinión y posición – sobre este cubano sencillo que persiguió con tesón hacer realidad el gran sueño de su vida: La independencia de Cuba.

El Martí que yo conocí o es el que quieren imponernos en la actualidad los medios masivos de información, tanto en Cuba como en el extranjero. Fue en mi hogar, desde pequeño, donde mis padres me hablaron de ese hombre amigo de los niños y de los pobres de la tierra, donde escuché en la voz de Hilda, mi madre, el bello poema Abdala.

En el mismo, el adolescente Martí define su posición política:

“El amor, madre a la Patria,
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas,
Es el odio invencible a quien la oprime,
Es el rencor eterno a quien la ataca.”

Hijo de valenciano y canaria, a la misma vez sintió por sus venas correr la sangre de los bravos indios de nuestra América, que ofrendaron sus vidas frente a la voracidad y el atropello de los conquistadores.

Con una filosofía del amor y la armonía sostenida en una ética de servicio de indudable base cristiana, José Martí es figura mayor de la historia, las letras y la cultura cubana e hispanoamericana.

Escritor relevante que contribuyó a modificar la lengua y la literatura en español, pensador de talla universal que analizó la problemática de la historia y el desarrollo latinoamericano y político qe organizó la última guerra por la independencia de Cuba y Puerto Rico como inicio de un vasto proyecto de emancipación continental.

La escritora y poetisa española María Zambrano en su artículo “Martí Camino de su Muerte”, publicado en la revista Bohemia en 1953, Año del Centenario del Nacimiento de José Martí, analiza la insólita fusión del poeta y el pensador con el hombre de acción, de donde procede “unir hacia la muerte, haciéndose amigo de ella, como la finalidad de la vida y no en brusco término”

La vida le fue demasiado corta y siempre estaba de prisa. Caminaba corriendo, subía las escaleras de dos en dos, escribía largas cónicas y cartas de un tirón, dormía poco y siempre estaba rodeado de gente, aunque por dentro estaba solo y además, se sentía solo a pesar de brindar tanto amor.

Proclamó “una guerra sin odio, de amor”; no contra los españoles sino contra el gobierno colonial. Amó a España y a los españoles; desde Goya, Quevedo y Calderón, hasta los chulillos, gitanos y costureras de Madrid.

Desde los republicanos de Zaragoza hasta los aires marinos de Cádiz y Santander, y por si fuera poco el amor que le brotaba del corazón invitó a los españoles a participar en la obra republicana de Cuba.

¿Acaso en el amor de Martí hacia la humanidad y por sus semejantes no se une una táctica y también una estrategia no solo en la unificación de los cubanos-independientemente de razas, credos, posición económica y opiniones políticas- , sino de todo aquel que quiera participar voluntario y honestamente por el bien de la república cubana? , ¡Con todos y para el bien de todos!

La Zambrano en su escrito en lugar de llamar Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos – Fina García Marruz le había regalado ese año del Centenario un ejemplar de Diario de Campaña, lo nombra Entraríos, lo cataloga como “un testimonio de los más preciosos y raros que un hombre puede dejar, más que un testamento, cosa del pensar, un itinerario de su morir, cosa del ser”.

La singularidad de una personalidad carismática, el paso por la tierra de aquel hombre místico, que vestía siempre de negro y que solía decirle a sus amigos más íntimos-muy pocos , poquísimos-que estaba muerto por dentro, no son temas tratados con frecuencia.

María sacó en claro del Diario de Campaña (autovisión que tuvo el propio José Martí en su carta a la familia Mantilla) “Algo que devuelve el estado de inocencia –esa inocencia que suponemos en el niño, un candor que es desnudez del alma que se deja herir por toda cosa, que vibra despidiéndose sin saberlo, y una paz profunda en ese adiós”.

Fue ciudadano del mundo y de todas las culturas; español en España, mexicano en México, guatemalteco en Guatemala, neoyorquino en Nueva York, pero por sobre todas las cosas cubano de pura cepa, en el habla, en sus costumbres, de raíz, con alma y corazón.


“Una vez más, el ser cubano es un medio de estar en el mundo”.

Rechazó el mercantilismo desaforado de los estadounidenses, fue el antimperialista de Latinoamérica, más llevó luto por Lincoln, tradujo las obras de Poe, ferviente admirador de Whitman y Emerson y llamó a todos a seguir el ejemplo de una cultura del trabajo como la existente en los Estados Unidos, donde vivió durante 15 años de sus cortos 42 de vida terrenal, y fue un cronista certero y objetivo de la vida dinámica del pueblo estadounidense, de sus ambiciones, de su modernidad.

María Zambrano notó la silenciosa firmeza e los propósitos de Martí y señala:”Por eso Martí no podía dejar de ser universal, de sentir universalmente el trozo de historia que le tocó vivir. Pues que su acción brotó del amor y fue mantenida por la conciencia en vela.

Dejó esta acta de nacimiento a la Nación Cubana: haber nacido, no de una ambición partidaria y particularista-de un afán de escisión-, sino de un anhelo de integración en la historia universal. Por ello, la idea de libertad fue el eje y el último argumento de su obra, pues la historia universal es en el fondo la historia de la libertad”.

Soñador y apasionado de excepcional racionalismo como hombre de acción, múltiple y polisémico en su pensamiento, su periodismo enseñó a escribir a toda una nueva hornada literaria, tuvo profunda conciencia de su época cambiante, la cual le exigía formas y espíritus nuevos para su lucha por la independencia de Cuba.

“Un pueblo libre y justo es el único homenaje propio de los que se mueren por él”.

La batalla fue inesperada. Tras el almuerzo el campamento se amodorra. de pronto u teniente penetra a todo correr, da la noticia; se escuchan los primeros disparos. Máximo Gómez, el General en Jefe, ordena montar a caballo. Martí no se queda atrás, y presuroso monta sobre Baconao.

Gómez trata de entablar combate en un lugar alejado de Dos Ríos, para facilitar los movimientos de la caballería. No lo logra y tiene que vadear El Contramaestre, donde una avanzada española que trata de detenerlos es aniquilada por los mambises. La columna enemiga, al mando de Ximénez de Sandoval, bien parapetada y formada en cuadro, hace la primera descarga cerrada contra los cubanos. Gómez tratando de proteger al Delegado del Partido Revolucionario Cubano, ordena:”Hágase usted, atrás, Martí, no es ahora este su puesto”.

El Generalísimo sigue adelante con la tropa, mientras Martí en compañía de De la Guardia se lanza al galope contra las líneas españolas hasta colocarse a unos 50 metros a la derecha y delante del General en Jefe, donde ambos jinetes se convierten en blanco perfecto de la avanzada contraria, oculta entre la hierba. Pasan el Delegado y su acompañante entre un dagame seco y un fustete caído y las balas se regodean sobre el cuerpo de Martí quien cae desplomado sobre la tierra.

Amó mucho, soñó sin límites, trabajó sin descanso y sufrió más. Tuvo muchos amigos, algunos muy selectos en quienes volcó angustias y penas. Le sobraron compañeros de letras, arte y política. Pero anduvo solo por dentro buena parte de su vida, en un soliloquio incesante que solo podemos comprender desde la posteridad cuando estudiamos su obra. Cayó en combate, cerca de las dos de la tarde, de cara al sol. Modelo y ejemplo para los cubanos como hombre pleno y feliz en sus convicciones.

“¡ Yo soy bueno, y como bueno
Moriré de cara al sol!”

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