Directo desde Cuba Para Cuba Entre Rejas
Por Jesus Emilio Hernández Figueroa
Periodista Independiente
La Cuba de ayer y de hoy, y el Cambio de siempre...
Después de medio siglo de "socialismo", de decisiones desacertadas por parte del dictador Fidel Castro, Cuba se sumerge aún más en la pobreza, y los "logros de la Revolución" cada vez se hacen menos visibles y más referentes al pasado, un pasado en el que Fidel gozaba de la aprobación de la mayor parte de un pueblo al que se presentó como un líder dispuesto a crear un mundo nuevo, en el que no existieran clases sociales y primara la igualdad. Con el tiempo, muchos se dieron cuenta que las ideas de Fidel no eran otra cosa que un proyecto fracasado, que aquel mundo mejor y aquel hombre nuevo no iban a ser posibles mientras un sistema totalitario fuera el único en tomar decisiones y ejercer el poder, mientras se cortara de raíz la iniciativa privada del ser humano, haciendo del Estado el único recurso efectivo para satisfacer las necesidades del pueblo. Con el transcurso de los años, el Estado se hizo aún más incapaz de resolver los problemas de la población, agravando así la situación económica y social, ya que el cubano se quedó sin la ayuda imprescindible del Estado y sin iniciativa privada legal. El cubano se sintió abandonado, y peor aún, engañado; pero nunca hubo espacio para los disidentes, aquellos que despertaron de ese sueño en el que fueron envueltos con mentiras y falsedades, y cometieron el delito de pensar de forma diferente eran vistos como enemigos a los que había que eliminar.
Hoy, que ya Fidel "no gobierna", le pertenece a su hermano tomar decisiones: o continúa el modelo fracasado o deja atrás su orgullo y resentimiento para aceptar los errores cometidos y pone su empeño en representar realmente al pueblo y no a sus intereses personales. Al parecer, Raúl seguirá el modelo de su hermano: engañar al pueblo con supuestos cambios; pues de nada sirve que se le permita a un cubano hospedarse en un hotel a precios elevados, si su salario apenas le alcanza para comer. Cuba no necesita esos cambios superficiales, Cuba necesita cambios profundos. Pero, ¿Cuándo Dios mío? ¿Cuándo los hermanos Castro se darán cuenta que están aferrados a un "socialismo" que dista mucho del que soñaron Marx y Engels? ¿Cuándo reconocerán que esto no fue lo que soñó José Martí? ¿Cuándo los cubanos seremos realmente libres? ¿Tendremos que esperar cincuenta años más? Muchos dicen que Cuba cambiará cuando el pueblo quiera hacer el cambio, pero estas personas olvidan que el pueblo tiene miedo. ¿Acaso saben estas personas cuántos hombres y mujeres valientes han sufrido y continúan sufriendo años de prisión bajo condiciones infrahumanas por querer el cambio? El punto no es saber cuántos, sino sentir en carne propia los sufrimientos de esos cuantos, el temor de sus familiares, a cada hora, a cada minuto, de perder a sus seres queridos, y digo esto pensando en Pedro Luis Boitel, en Miguel Valdés Tamayo, en Nelson Aguiar Ramírez, en Orlando Zapata Tamayo, en tantos que han estado a punto de perder sus vidas, y en tantos otros que han fallecido debido a los horrores cometidos en cárceles cubanas. ¿Cuántos más deberán morir por sólo defender sus derechos? ¿Cuántos hijos más deberán sufrir la ausencia de sus padres? Y digo que sólo querer el cambio no es suficiente, pero cómo hacer el cambio si se nos persigue, se nos oprime, se nos encarcela y se nos tortura. Aquellos que luchamos por un cambio sabemos bien de estas cosas, sabemos lo que es temer que en cualquier momento pueda ser cualquiera de nosotros uno de los tantos condenados a ser alejados arbitrariamente de nuestros hijos y demás familiares, y sufrir los horrores del castigo por el "pecado" cometido. Yo estoy convencido de que la gran mayoría de la población cubana quiere cambios, incluso a nivel de Gobierno se ha dicho que se harán los cambios que fuesen necesarios, pero el tiempo pasa y se le va la vida a uno esperando estos supuestos cambios. Sin embargo, para que el pueblo sea el verdadero protagonista de los cambios necesarios, el pueblo necesita sentirse seguro, seguro de que no se les acose, de que no se les encarcele, de que no se les amenace con perder sus trabajos y con la seguridad de sus hijos y demás seres queridos. Necesitamos apoyo internacional. Necesitamos que los países antepongan el respeto por la libertad, a un "diálogo" inútil para salvaguardar sus negocios y su dinero, que le den primacía a los sentimientos de un pueblo que sufre en carne viva la opresión de una dictadura, en vez de defender de manera egoísta sus intereses personales. Que todos esos 185 países que votaron por el cese del embargo económico voten también por el cese del embargo político impuesto por la tiranía castrista a su pueblo, que voten porque se instaure en Cuba un verdadero respeto por los derechos del ser humano que continuamente son violados, que voten porque las cárceles se abran y liberen a todos aquellos injustamente condenados. ¿Por qué en las conversaciones diplomáticas se pasa esto por alto? ¿Por qué en las reuniones de la ONU no se vota porque el Gobierno cubano deje de reprimir, hostigar, encarcelar y perseguir a sus pacíficos disidentes? ¿Acaso todo esto será un complot en contra de la Democracia?
De nada sirve que Cuba haya firmado acuerdos y tratados en relación a Derechos Humanos si no se da a conocer al pueblo qué se firmó, si internamente se siguen violando esos derechos y nadie vela ni se preocupa por su cumplimiento. Quizás para el mundo Cuba sea ejemplo de respeto hacia dichos derechos, pero para nosotros, los que verdaderamente sufrimos en carne propia las violaciones, Cuba no es más que una inmensa prisión donde los sueños se han quedado estancados en el tiempo, un tiempo que no tiene futuro, sólo un eterno y monótono presente. Nos urge el apoyo de las Organizaciones de Naciones Unidas y de todos aquellos países que defiendan y crean realmente en los Derechos Humanos. Sólo así Cuba tendrá el tan ansiado Cambio y los cubanos tendremos el respeto de nuestros derechos.
Mi solidaridad con Israel
Hace 11 años
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